Las válvulas de control, también llamadas moduladoras o proporcionales, son componentes esenciales en los sistemas de control de fluidos. De hecho, permiten una regulación precisa de la cantidad de fluido que pasa dentro de la válvula, garantizando un funcionamiento eficaz y seguro. Esto es posible gracias a la creación de un lazo de control formado por una válvula con obturador isoporcentual o parabólico, con ayuda de una sonda PT100 en el caso de control de temperatura, un caudalímetro en el caso de control de caudal y un presostato en el caso de control de presión.
Estos componentes se comunican directamente con el PLC, el cual envía una señal de 4-20 mAmp al posicionador o transductor, creando así el control de la válvula. Esto último se produce mediante un convertidor electroneumático o gracias a un posicionador electroneumático: instrumentos que convierten una señal eléctrica analógica de 4 a 20 mAmper procedente del PLC que se desarrolla proporcionalmente con respecto a la presión del aire: a medida que aumenta la señal analógica, aumentará la presión del aire y, en consecuencia, a medida que uno de los dos parámetros disminuye, disminuirá el otro. La señal fluirá entonces al servocontrol neumático de la válvula, donde los cambios de presión del aire variarán la posición del obturador, generando variaciones en el fluido saliente detectado por los sensores (sonda PT100, caudalímetro, presostato) que son útiles para transmitir los datos de salida al PLC, el lazo de control que, en función de los valores configurados, actuará en consecuencia y mantendrá los parámetros deseados con la máxima precisión.