Proceso de bruñido de orificios internos
Como su nombre indica, el bruñido consiste en comprimir la rugosidad de la superficie mediante rodillos. Este proceso da como resultado superficies similares a un espejo. Generalmente, se aplica a agujeros y ejes. Cuando no se aplica ningún tratamiento térmico, produce excelentes resultados en todo tipo de metales (aluminio, hierro fundido, acero, acero inoxidable, bronce, etc.). Se realiza después de operaciones de preprocesado como el torneado y el escariado. En el caso de los materiales estirados en frío o forjados, es necesario eliminar las virutas antes de aplicar el bruñido. Esto significa que debe haber rugosidad superficial procedente del proceso de arranque de viruta para que se produzca el bruñido. Con las herramientas de taladrado interior, pueden realizarse ajustes de diámetro con una precisión de 2,5 micras, o 0,0025 mm.
El aspecto más importante es que la duración del proceso es muy corta, suele durar sólo unos segundos.
El bruñido alisa las piezas que han sufrido un tratamiento previo (torneado, escariado, etc.), al tiempo que garantiza la precisión dimensional. Para piezas que requieren acabados superficiales precisos, el bruñido ofrece una excelente alternativa al bruñido, el pulido y el rectificado, proporcionando una superficie perfecta en cuestión de segundos.
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