La temperatura es un factor importante en el control de la calidad del agua cuando se mide junto con parámetros como el pH, la conductividad y el oxígeno disuelto. Los cambios de temperatura son un factor crítico en relación con las propiedades químicas y físicas del agua. Algunos ejemplos son el crecimiento biológico, los cambios de actividad en aplicaciones medioambientales, la disolución de minerales en aplicaciones de aguas subterráneas o superficiales, la reducción de la calidad del agua y el aumento de contaminantes en procesos industriales. Es importante comprender la aplicación específica y el papel que desempeña la temperatura.
Los sensores de temperatura más comunes son los dispositivos de coeficiente de temperatura negativo (NTC), conocidos como "termistores", o los detectores de temperatura resistivos (RTD). Ambos son medidas resistivas, pero el NTC tiene un coeficiente de temperatura negativo, mientras que el RTD tiene una correlación positiva entre resistencia y temperatura. Una vez alojado, cableado y con un conector añadido, el NTC o RTD se convierte en un sensor de temperatura. La medición de la temperatura en muestras acuosas suele implicar un sensor de temperatura integrado dentro de un electrodo sensor o uno independiente como sensor de temperatura separado. La compatibilidad del termistor con la instrumentación es fundamental; por lo tanto, al revisar la aplicación y el diseño, hay consideraciones básicas para elegir el sensor de temperatura correcto:
Compatibilidad del termistor con el instrumento deseado
Precisión y rango
Tiempo de respuesta
Factor de forma para la inserción mecánica
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