¿PARA QUÉ SIRVE?
La galga extensométrica de cuerda vibrante ECV permite detectar deformaciones en elementos estructurales como: pilotes de cimentación, losas, diafragmas, mamparos, presas, revestimientos de túneles o más generalmente en estructuras portantes.
Esta galga extensométrica puede trabajar indistintamente a tracción y a compresión y, al ser estanca, puede aplicarse externamente a estructuras metálicas sometidas a esfuerzos o empotrarse en piezas moldeadas de hormigón para realizar mediciones de tensiones.
FORTALEZAS
Fiabilidad incluso para monitorizaciones a largo plazo;
Alta precisión y resolución;
Termistor incorporado;
Grado de protección IP68;
Resistente a sobretensiones;
Posibilidad de transmitir la señal incluso a largas distancias (inmunidad a perturbaciones EM externas);
Las galgas extensométricas de hilo vibrante tienen un hilo de acero tensado entre dos discos. Los extremos del cable están anclados para garantizar una excelente estabilidad a largo plazo.
Una bobina electromagnética (separable del sensor) colocada cerca del hilo induce vibraciones que se transforman en señales eléctricas cuya frecuencia es inversamente proporcional a la longitud del hilo. Las variaciones de la longitud del cordel, debidas a la carga o a la deformación a la que está sometido el elemento de la estructura examinado, modifican la frecuencia de la señal cuya medición, expresada en microstensiones (µε) u otras unidades de medida disponibles, se produce a través de una unidad de lectura digital.
La deformación está pues ligada a las variaciones de la frecuencia de resonancia de la cuerda vibrante, frecuencia que es detectada a continuación por una unidad de lectura/adquisición, por lo que las variaciones de longitud, resistencia o temperatura del cable son conexión tienen un efecto despreciable sobre la señal,
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