El cromado es un proceso de revestimiento probado y extremadamente versátil que cuenta con una extensa lista de propiedades positivas: es altamente decorativo, resistente a la corrosión, hidrófobo, resistente a la abrasión y al desgaste. Cabe destacar la dureza y la resistencia a los medios oxidantes.
El cromo también juega un papel importante como socio en los sistemas de revestimiento multicapa, que subrayan aún más sus propiedades decorativas o funcionales. Las capas de cromo se utilizan en innumerables aplicaciones y actualmente son difícilmente reemplazables para muchos productos por la suma de sus ventajas.
El cromo es un metal frágil de color blanco azulado que puede pulirse mecánicamente para obtener un gran brillo. Una característica particularmente importante del cromo es su comportamiento ante agentes oxidantes. Cuando se lo trata con ácido nítrico o mezclas de ácidos oxidantes, el cromo se vuelve pasivo. El oxígeno atmosférico también causa una pasividad del cromo activo, lo cual acerca al cromo pasivo, en términos de valor, a los metales preciosos. La conocida resistencia al deslustre del cromo y su buena resistencia a la corrosión se deben a esta pasividad. El cromo es resistente al ácido fosfórico, ácido acético, ácido cítrico, ácido tartárico y a la mayoría de los demás ácidos orgánicos. El cromo metálico es resistente al aire seco. En aire húmedo, apenas se corroe. El cromo también es resistente en medios alcalinos, siempre que no haya fuertes condiciones de oxidación.