Diseñados para condiciones ambientales extremas, los sensores de esta familia de productos de EGE han sido probados durante más de 40 años en los ámbitos más variados. Los detectores de proximidad se basan en el principio inductivo convencional y conmutan cuando un objeto metálico se acerca. Estos sensores inductivos soportan sin problemas los cambios constantes de temperatura, las inundaciones, las vibraciones, los procesos de limpieza con limpiadores de alta presión y las temperaturas de hasta 120 °C. Estas propiedades son, por ejemplo, muy demandadas cuando se utilizan en la industria del acero. Dado que nuestros sensores se lavan siempre con emulsión de rodillo durante su funcionamiento, la resistencia química de los materiales utilizados y una alta clase IP son también esenciales. También son ideales para aplicaciones en exteriores.
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