Un sistema de fluido térmico es un sistema de calefacción industrial que utiliza un líquido especial de transferencia de calor, a menudo una forma de aceite, que es recirculado por una bomba a través de un intercambiador de calor disparado, que eleva las temperaturas para el uso de diversos procesos de calefacción. Hay muchos tipos de calentadores de fluido térmico, a menudo denominados calderas de calor residual, calentadores de agua caliente de calor residual o calentadores de aceite.
Los sistemas de fluido térmico tienen muchas ventajas sobre los sistemas de vapor tradicionales. Funcionan a una presión muy baja y producen eficazmente calor a alta temperatura, que suele oscilar entre los 200°F y los 750°F. Esto disminuye el riesgo de explosiones peligrosas en sus instalaciones y elimina la necesidad de un operario especializado. Además de ser más seguros, también son más fáciles de manejar y requieren menos mantenimiento, ya que sólo el quemador y la bomba necesitan revisiones periódicas. También se elimina el riesgo de congelación, ya que el punto de congelación del petróleo es significativamente inferior al del agua.
Los sistemas de calefacción por fluido térmico suelen ser más eficientes que los sistemas de calderas de vapor, ya que funcionan en circuito cerrado. Incurren en menos pérdidas de calor y, en consecuencia, queman menos combustible para mantener temperaturas constantes, consumiendo normalmente entre un 20% y un 50% menos de energía para transferir la misma cantidad de calor en comparación con los sistemas de vapor.
Los fluidos térmicos, como los aceites orgánicos, actúan como lubricantes y no corroen los componentes. Puesto que hay menos componentes en un sistema de calentador de fluido térmico, hay menos piezas que mantener. Además, al tratarse de un circuito cerrado, no se producen efluentes líquidos ni es necesario tratar el agua ni utilizar productos químicos, por lo que es más respetuoso con el medio ambiente.
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