La iluminación del automóvil cumple tres importantes funciones en los vehículos de motor: iluminar la carretera en la oscuridad, comunicarse con otros usuarios de la carretera y contribuir al confort interior.
La función principal del alumbrado es iluminar las zonas oscuras. Sólo gracias a la luz de cruce y a la luz de carretera, un vehículo puede circular con seguridad por la noche y, sin la luz de marcha atrás, sería prácticamente inconcebible una marcha atrás sin accidentes.
Los indicadores, las luces intermitentes, las luces de freno y las luces de limitación tienen una cosa en común: sirven para comunicarse con los demás emitiendo señales de advertencia.
Durante un proceso de giro, por ejemplo, se señaliza el cambio de sentido de la marcha y el frenado del vehículo que suele acompañarlo. Sin estas señales, los usuarios de la carretera que les siguen difícilmente podrían reaccionar a tiempo para evitar un accidente. Por lo tanto, el sistema de iluminación cumple también un aspecto de seguridad.
La iluminación interior de los vehículos tiene como objetivo principal la comodidad. Facilita el acceso al coche y es útil al introducir la llave de contacto o al buscar diversas cosas en el interior.
Estos tres breves ejemplos ilustran la importancia del sistema de iluminación en los vehículos. Las averías suponen un peligro para los ocupantes del vehículo o, lo que es más raro, molestan en términos de confort. Por lo tanto, no sin razón, el perfecto funcionamiento de la iluminación del vehículo es un requisito previo para pasar con éxito la inspección principal. Una lámpara o un relé defectuosos no siempre son la causa del mal funcionamiento. En la práctica, también pueden producirse roturas de cables o fallos de conexión a tierra, pero no son ni mucho menos tan fáciles de identificar y subsanar como una lámpara defectuosa.
---