El manejo de materiales férricos de elevado peso en naves de calderería, almacenes, talleres, etc., constituye una considerable pérdida de tiempo en el amarre o estribado de las piezas y la necesidad de mantener una elevada plantilla de personal.
Esto presentaba un grave problema para aquellas industrias que, por su reducido volumen, les era imposible instalar un electroimán de elevación del tipo tradicional, que exige un fuerte desembolso para su adquisición y una complicada instalación para su alimentación y control.
Por otra parte, los materiales a mover en este tipo de industrias no sobrepasan frecuentemente los 1000 kg y muy rara vez los 2000 kg, mientras que los electroimanes normales, pensados para un trabajo intenso en industrias más particulares, tienen una potencia mucho más elevada que lógicamente no se iba a usar, con las consiguientes pérdidas.
Estos pequeños imanes son capaces de resolver todos estos problemas en la pequeña industria, con un coste pequeño, sin gasto de instalación y un consumo de energía muy bajo o nulo.