Para garantizar una protección anticorrosiva completa, eficaz, duradera y económica de sus componentes de acero, abordamos el galvanizado en caliente de forma sistemática, de baño en baño y siempre con la máxima precisión.
En primer lugar, las piezas metálicas se someten a un pretratamiento químico húmedo en diferentes baños. Pasan por un baño desengrasante que elimina los restos de grasa de la superficie. En el siguiente aclarado con agua se eliminan los residuos del agente desengrasante. A continuación, las piezas se tratan en el baño de decapado. Los residuos inherentes, como el óxido y la cal, se eliminan con ácido clorhídrico diluido. En el baño de fundente -de forma similar a cuando se suelda- se añaden sustancias. Éstas realizan una "limpieza fina" final de la superficie del acero cuando se sumerge en el zinc fundido. Este proceso garantiza además que toda la superficie se humedezca uniformemente durante el galvanizado. Antes, la película de fundente acuoso sobre la pieza de acero se seca en un horno de secado. A continuación se procede a la galvanización propiamente dicha de la pieza de acero en el recipiente de zinc. El punto de fusión del zinc es de 419 °C, mientras que el zinc líquido se lleva hasta una media de 450 °C en la caldera.
Galvanización en caliente en una de las plantas más modernas de Europa
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BRISTA: La conciencia medioambiental como máxima de una empresa moderna
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