El enorme crecimiento de la conectividad, los asistentes, las funciones de confort, el infoentretenimiento y muchas otras funciones, como la conducción semiautónoma/autónoma o las actualizaciones de software por aire, que se viene produciendo desde hace algún tiempo, es claramente visible en la electrónica de los vehículos. No sólo está aumentando el grado de interconexión de las unidades de control del vehículo, sino que el propio vehículo está cada vez más interconectado con su entorno, lo que suele denominarse comunicación V2X (vehicle-to-X - comunicación de vehículo a vehículo). Los requisitos para ello son arquitecturas de vehículos E/E (eléctricos/electrónicos) de alto rendimiento. Éstas se basan en gran medida en conceptos de redes heterogéneas.
En función del ámbito (cadena cinemática, confort, infoentretenimiento, red troncal...) o subsegmento (sensores, actuadores...), se utilizan diferentes sistemas de bus y protocolos de transmisión. Esto plantea enormes exigencias a los equipos de prueba de las ECU individuales o de una red de ECU. El funcionamiento de una ECU o de una red fuera del vehículo no es posible sin una simulación de bus residual. Todas las señales, informaciones y protocolos necesarios para el funcionamiento sin fallos del DUT deben estar disponibles en los diferentes sistemas de bus.
Los vehículos actuales tienen más de 100 ECUs conectadas a diferentes sistemas de bus como LIN, CAN/CAN FD/CAN XL, FlexRay o Automotive Ethernet. Por un lado, las ECU complejas requieren varios miles de señales cuyas fuentes se encuentran en diferentes sistemas de bus. Por otro, se requieren protocolos superiores, como protocolos de transporte para diagnósticos, gestión de redes, SecOC (Secure Onboard Communication), SOME/IP (Scalable Service-Oriented Middleware over IP).
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