Los equipos de desinfección ultravioleta canalizan el agua a través de lámparas que emiten altas dosis de rayos UV en el rango de 200-280 nm para destruir bacterias, amebas y virus, sin alterar el sabor, olor y color del agua.
La lámpara se compone de una cámara de reacción en acero inoxidable 316, integrada con tubo de cuarzo y foco ultravioleta germicida, y una fuente de poder.
La luz ultravioleta con longitud de onda de 254 nm tiene la capacidad de matar bacterias penetrando a través de su capa celular y destruyendo su información genética (ADN). Cada tipo de bacteria requiere de una dosis diferente. La dosis se mide en microwatts por segundo sobre centímetro cuadrado (µW·s/cm2). La dosis mínima otorgada por los equipos es de 30,000 µW·s/cm2 al final de la vida útil de la lámpara (9,000 h. o 1 año). Hay pocos microorganismos que logran sobrevivir a esta dosis, y su tamaño es muy grande (relativamente hablando) por lo que serían retenidos en los procesos anteriores, en especial en el filtro de cartucho.
Este sistema requiere previamente de un filtro de 5 micras, limpiar periódicamente los componentes y cambiar el foco cada 12 meses máximo.
Es importante asegurarse que el cartucho de 5 micras esté en buenas condiciones ya que la luz ultravioleta puede ser obstruida por partículas de polvo u otros sedimentos que provoquen una sombra lo suficientemente grande para proteger a una o varias bacterias.
La vida útil de los focos es de 9,000 h. o un año calendario. El equipo cuenta con un sistema que lleva la cuenta de los meses de operación.