Los hornos de pirólisis están destinados a quemar el amoníaco residual tras un tratamiento de nitruración gaseosa. Calentado a alta temperatura en el interior de una retorta de tratamiento, el gas se descompone y puede así liberarse a la atmósfera sin riesgo de contaminación.
Los hornos se entregan con su armario de control automático de temperatura, con una cadena de seguridad independiente del bucle de control.
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