Los calentadores de depósito están diseñados para calentar eficazmente fluidos líquidos. El diseño se basa en las condiciones generales, como el tipo y las propiedades del fluido respectivo y la temperatura, así como los puntos de funcionamiento deseados en el proceso.
Los calentadores de depósito calientan directamente los fluidos. Para ello, la energía eléctrica de las varillas calefactoras se convierte en energía térmica. A continuación, la energía térmica se transfiere de las varillas calefactoras al fluido. En este caso, es importante que el diseño se adapte a las condiciones generales, ya que cada fluido tiene sus propiedades específicas.
Por ejemplo, estos fluidos se calientan con calentadores eléctricos de depósito:
I. Agua
Agua potable, carga superficial máx. en función de la dureza del agua 4 - 6 W/cm²
Agua de circulación y/o de calefacción, carga superficial máx. aprox. 10 W/cm²
Agua descalcificada, observe el contenido máximo admisible de cloruro, carga superficial máx. aprox. 10 W/cm²
Agua totalmente desalada; en este caso no deben utilizarse metales pesados no férricos, carga superficial máxima aprox. 10 W/cm²
II. Aceite
Aceite pesado, no bombeable en frío, carga superficial máxima entre 1 y 2 W/cm² dependiendo de la calidad
Aceite hidráulico, carga superficial máxima aprox. 0,6 - 1,2 W/cm²
Aceite lubricante, aceite para turbinas de vapor, carga superficial máxima aprox. 1 W/cm²
Aceite combustible, gasóleo, calentamiento a máx. 40 °C, carga superficial máx. aprox. 4 W/cm²
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