Los intercambiadores de calor de placas transfieren la energía térmica de un fluido a otro. Por ello, su nombre es intercambiador de calor de placas. Los fluidos implicados son principalmente líquidos, pero también pueden ser gaseosos. Para el diseño son importantes el tipo y las propiedades de los fluidos, las presiones y las temperaturas, así como los puntos de funcionamiento deseados en el proceso.
En los intercambiadores de calor de placas, uno de los fluidos transfiere la energía, y esta energía se transfiere al otro fluido a través de una placa metálica. En este caso, es importante que el diseño se ajuste a las condiciones generales, ya que cada fluido tiene sus propiedades específicas.
La ventaja de los intercambiadores de calor de placas frente a los tubulares es el diseño más pequeño a igualdad de potencia térmica y una mayor posibilidad de limpieza (en el caso de los intercambiadores de calor de placas atornilladas); la menor estabilidad de la presión es una desventaja.
Por ejemplo, estos fluidos se calientan en calentadores eléctricos de flujo:
I. Agua
Agua potable, carga superficial máx. en función de la dureza del agua 4 - 6 W/cm²
Agua de circulación y/o de calefacción, carga superficial máx. aprox. 10 W/cm²
Agua blanda; observe el contenido máximo admisible de cloruro, carga superficial máx. aprox. 19,0 W/cm²
Agua ultrapura; en este caso, en la mayoría de los casos es útil un diseño con poca o ninguna bolsa con una calidad de superficie definida.
Agua totalmente desalada; en este caso, no deben utilizarse metales pesados no ferrosos, carga superficial máxima aprox. 10 W/cm²
II. Aceite
Aceite pesado, no bombeable en frío, carga superficial máxima entre 1 y 2 W/cm² dependiendo de la calidad
Aceite hidráulico, carga superficial máxima aprox. 0,6 - 1,2 W/cm²
Aceite lubricante, aceite para turbinas de vapor, carga superficial máxima aprox. 1 W/cm²
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