Un transmisor de presión higiénico, también conocido como sensor de presión sanitario y denominado Hygienic Pressure Transmitter/Sanitary Pressure Sensor en inglés, está diseñado para garantizar la higiene y la seguridad de los productos alimentarios y farmacéuticos evitando el contacto con sustancias tóxicas, nocivas o contaminadas que podrían comprometer la calidad de los productos. Los materiales, la estructura, el rendimiento y el procesamiento (como la soldadura y el pulido, ect.) del transmisor de presión que entra en contacto directo con alimentos y fármacos tienen que cumplir una serie de estrictos requisitos de higiene para calificarse como transmisor/sensor de presión higiénico.
El transmisor de presión higiénico de monosilicio LEEG cumple una serie de requisitos higiénicos, entre los que se incluyen: la selección de diferentes niveles de materiales de acero inoxidable (304L, 316L, 410, 409, 329) de acuerdo con diferentes requisitos de no toxicidad e inocuidad; la garantía de que varios materiales poliméricos, materiales elásticos de caucho, adhesivos, lubricantes, materiales líquidos conductores de medición, materiales de aislamiento térmico y materiales de revestimiento externo no contengan componentes tóxicos o nocivos, que no se filtren o impregnen componentes tóxicos o nocivos, etc.; requerir una estructura de superficie lisa y sin juntas que no se ensucie ni contamine fácilmente, fácil de enjuagar (a menudo mediante interfaces de pinza de apertura rápida) y fácil de esterilizar y desinfectar, etc.; requerir un sellado y aislamiento estrictos para evitar la entrada y fuga de sustancias tóxicas, nocivas y contaminadas, y resistencia a la esterilización y desinfección a alta temperatura; requerir un cierto grado de limpieza y soldabilidad en el procesamiento; requerir agentes de limpieza adecuados,
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