Un fluido supercrítico es cualquier sustancia a una temperatura y presión por arriba de su punto crítico. Esos fluidos pueden difundirse a través de sólidos como si fueran un gas y disolver materiales como un líquido. Cerca del punto crítico, pequeños cambios de presión o de temperatura dan como resultado grandes cambios de densidad, lo que permite que muchas propiedades de un fluido supercrítico sean “mejoradas”. Los fluidos supercríticos frecuentemente son sustitutos adecuados de disolventes orgánicos en diversos procesos industriales y de laboratorio.
El dióxido de carbono es uno de los muchos fluidos supercríticos comúnmente utilizados. Es relativamente sencillo exceder su punto crítico (31 °C, 1057 psi). Las aplicaciones que involucran fluidos supercríticos son extracciones, nano partículas y formación de película nano estructurada, secado supercrítico, captura y retención de carbono, así como estudios de recuperación de petróleo. Parr ha suministrado sistemas para todas las aplicaciones antes mencionadas.
El agua es otra sustancia que se utiliza con frecuencia en su estado supercrítico (374 °C, 3185 psi). Sus excelentes propiedades de conductividad térmica la convierten en el líquido de elección en los reactores nucleares a presión para la generación de electricidad. La naturaleza extremadamente agresiva y reactiva del agua supercrítica hace que sea una excelente opción para la destrucción oxidativa de algunos materiales de desecho peligrosos.