Revestimiento aislante
Limita la pérdida de calor para ahorrar energía y mejorar la eficiencia de su instalación
Reduce los costes energéticos y las emisiones de gases de efecto invernadero
Proporciona protección al tacto para evitar quemaduras
El calorifugado aislante se utiliza habitualmente en aplicaciones en las que existe un gran delta de temperatura entre el proceso y el aire ambiente. En este caso, se trata de limitar la convección y la conducción del elemento caliente.
Cada aislamiento se fabrica a medida con materiales adaptados a sus limitaciones. Se compone generalmente de un aislamiento encapsulado en un tejido termorresistente, "en la cara caliente", y de un tejido de acabado impermeable, "en la cara fría".
Su campo de aplicación es amplio y sus variantes variadas; también puede responder a limitaciones adicionales, como las mecánicas y químicas.
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