Una electroválvula para líquidos o gases se utiliza para controlar el caudal de líquidos o gases en un sistema de automatización industrial, sistemas de riego, sistemas de refrigeración, aplicaciones de control de procesos y mucho más. Funciona gracias a la interacción de componentes mecánicos y eléctricos.
He aquí cómo funciona en general:
Bobina electromagnética: La electroválvula tiene una bobina electromagnética que envuelve un núcleo ferromagnético. Cuando se aplica una tensión eléctrica a la bobina, ésta genera un campo magnético alrededor del núcleo.
Armadura o pistón: En el interior de la electroválvula hay un componente llamado armadura o pistón, generalmente de material ferromagnético. Esta armadura se coloca de forma que pueda moverse dentro de una cámara o tubo que controla el flujo del líquido.
Muelle de retorno: A menudo, también hay un resorte de retorno que empuja la armadura o el pistón a una posición cerrada cuando la bobina no está energizada.
Orificio o válvula: El orificio o válvula se encuentra dentro de la cámara de flujo del líquido. Cuando la armadura está en su posición de reposo (cuando la bobina no está energizada), el orificio se cierra, deteniendo el flujo de líquido.
Control eléctrico: Cuando se aplica tensión a la bobina electromagnética, ésta crea un campo magnético que atrae la armadura hacia sí, venciendo la fuerza del muelle de retorno. Cuando la armadura se mueve, el orificio se abre, permitiendo que el líquido fluya a través de la válvula.
Control del caudal: El grado de apertura del orificio depende de la intensidad de la corriente eléctrica suministrada a la bobina. Cuanto mayor sea la corriente, mayor será la atracción magnética y más se abrirá el orificio. De este modo, la electroválvula permite regular con precisión el caudal de líquido.
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