Con el economizador, las instalaciones de generación de calor, vapor o electricidad pueden recuperar parte del calor de los gases de humo calientes que salen de las calderas u hornos y se dirigen a la chimenea, lo que se traduce en un aumento del rendimiento de la caldera o la instalación de entre el 3% y el 15%. Dependiendo del aumento de la eficiencia, se puede conseguir un ahorro de combustible. Cuanto mayor sea la diferencia entre las temperaturas de los gases de humo que entran y salen del economizador, mayor será el aumento del rendimiento. Sin embargo, cuando la temperatura de salida de los gases del economizador desciende por debajo de cierta temperatura, comienzan a condensarse gases ácidos que pueden provocar corrosión. Para evitarlo, hay que tener en cuenta que las temperaturas de los gases residuales no pueden reducirse hasta cierto punto. Debe tenerse en cuenta que cada descenso de 20 °C en la temperatura de los gases de combustión proporciona un aumento del 1% en el rendimiento de la caldera. El retorno de la inversión de las aplicaciones de economizadores oscila entre 1 y 3 años.
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