Pasamos hasta el 90 % del tiempo en espacios cerrados, ya sea en el trabajo o, por supuesto, dentro de las cuatro paredes de nuestro hogar para descansar y relajarnos después de los esfuerzos del día. Sin embargo, muchas personas ignoran que, a menudo, el aire de los espacios interiores está más contaminado por sustancias nocivas que el del exterior. Y tampoco el aire supuestamente fresco del exterior está tan limpio como nos pensamos, ya que en los centros urbanos se dan elevadas concentraciones de polvo fino. Por todo ello, es recomendable controlar la calidad del aire que nos rodea, para lo cual nada mejor que utilizar el AirgoClean® 250 E, capaz de generar de forma totalmente automática aire limpio para respirar profundo.
El aire limpio es indispensable para vivir y, sin embargo, no es algo que esté garantizado.
El polvo, compuesto por las células muertas de la piel y por pelos, está prácticamente por todos lados. Y no solo da una imagen de suciedad, sino que, además, es un imán para diferentes patógenos. Los alérgenos, las sustancias nocivas como bacterias, virus, polvo fino, esporas de moho, ácaros del polvo o escamas de animales y los olores cargan el aire de los espacios interiores. Por si fuera poco, en muchos sitios el supuesto aire fresco que hay al otro lado de la puerta presenta una peligrosa y elevada carga de polvo fino. Estas diminutas partículas PM2.5 (diámetro inferior a 2,5 μ) acceden a los espacios interiores por las ventanas y puertas y, a través de la respiración, a nuestro organismo, donde, según un estudio reciente de Leopoldina, la Academia Nacional de las Ciencias de Alemania, propician la aparición de numerosas enfermedades.