La tecnología ultrasónica de alta potencia de ULTRAWAVES permite provocar la desintegración de la biomasa por cavitación, cuyas fuerzas liberadas pueden destruir cualquier superficie robusta.
De todas las tecnologías vegetales disponibles en el mercado para la desintegración por ultrasonidos, los sistemas ultrasónicos de alto rendimiento de ULTRAWAVES son los únicos capaces de crear cavitación dura. La cavitación dura es el único medio para lograr la desintegración de los aglomerados de biomasa y la intensificación del proceso de fermentación.
El ultrasonido es un sonido con frecuencias más allá del rango del sonido audible, es decir, desde 20 kHz hasta el rango de los megahercios. En los medios acuosos, las ondas ultrasónicas provocan una compresión (presión) y una expansión (tensión, presión negativa) periódicas del medio sonicado.
Los ultrasonidos de alta intensidad son necesarios para romper las moléculas de agua durante la fase de rarefacción, lo que da lugar a la formación de huecos microscópicamente pequeños en el líquido. Estos huecos se convierten en burbujas llenas de vapor de agua o gas. Crecen en las fases de extensión y se contraen en las de compresión, hasta que implosionan. Este fenómeno se denomina cavitación, un proceso en condiciones extremas (adiabáticas). A microescala, se producen presiones de 500 bares y una temperatura de 5.000 °C. En la gama de frecuencias de 20 a 100 kHz se producen burbujas de cavitación especialmente grandes que, al colapsar, provocan fuerzas de cizallamiento mecánicas extremas. Estas fuerzas producidas por ultrasonidos son capaces de destruir incluso las superficies más robustas.
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