La suspensión orgánica pasa por el recipiente del DisRuptor desde un extremo y a continuación entra a la unidad de funcionamiento desde la parte inferior. En ese lugar, hay un rotor de seis álabes girando a gran velocidad. El fluido para por las aberturas de la unidad de funcionamiento, mientras que los elementos sólidos de la suspensión orgánica como paja, pasto, ensilaje de pasto, etc. se trituran y desmenuzan en una estrecha cavidad que se forma entre la corona exterior del DisRuptor y las aletas. Las bacterias convierten la biomasa en biogás de forma más rápida y completa gracias a que se ha aumentado la superficie de sus nutrientes y a que las estructuras difíciles de degradar (como la celulosa o la lignina) se han descompuesto, lo que aumenta la producción de gas a largo plazo. Además, se reduce la viscosidad de la suspensión orgánica, razón por la cual, los tiempos de ejecución y el consumo energético también lo hacen.
El espacio en el DisRuptor puede ajustarse individualmente mediante un sofisticado mecanismo de ajuste, algo único en el mercado, para adaptarse a la biomasa y a la aplicación específicas. Para un caudal de por ejemplo, 80 m3/h de suspensión orgánica y un contenido de DM del 12 %, el DisRuptor solamente necesita una capacidad instalada de 15 kW. En consecuencia, la inversión en el tratamiento del sustrato mediante el DisRuptor da resultados rápidamente gracias al bajo coste operativo por m3 de suspensión orgánica tratada.