El recubrimiento en polvo es un proceso de recubrimiento altamente efectivo que implica la aplicación de un polvo seco y fluido sobre una superficie. A diferencia de la pintura líquida tradicional, el recubrimiento en polvo no requiere solventes para mantener los componentes aglutinantes y de relleno en forma líquida. El polvo se aplica típicamente usando una carga electrostática y luego se cura con calor para crear un acabado suave y duradero que forma una "piel" sobre el sustrato.
El proceso de recubrimiento en polvo
El proceso de recubrimiento en polvo implica varios pasos clave para garantizar resultados duraderos y de alta calidad:
Limpieza: el sustrato se limpia para eliminar la suciedad, la grasa y los contaminantes.
Enjuague: después de la limpieza, se enjuaga la superficie para eliminar los residuos restantes.
Fosfatado: se aplica una capa de fosfato para mejorar la adhesión y la resistencia a la corrosión.
Enjuague (de nuevo): un enjuague final garantiza que se eliminen todos los contaminantes.
Secado de la pieza: las piezas recubiertas se secan completamente antes de la aplicación del polvo.
Recubrimiento en polvo: el polvo se aplica electrostáticamente al sustrato.
Curado: Luego, las piezas recubiertas se hornean en un horno para curar el polvo y formar un acabado duro y duradero.